Yang Yun, participante en una competición de buceo libre en Harbin (China), estuvo a punto de morir ahogada cuando sufrió calambres en ambas piernas debido a la bajísima temperatura del agua. Los concursantes debían resistir sin respirar todo el tiempo que pudieran en el fondo de un acuario de belugas de seis metros de profundidad, y cuando la joven intentó volver a la superficie, sintió que se le paralizaban las piernas. Afortunadamente, Mila, una de las ballenas beluga, se dio cuenta del problema y la condujo hasta el aire libre.“Empecé a hundirme y pensé que estaba lista, que me iba a morir, y entonces sentí esa increíble fuerza que me llevaba hacia arriba”, contó Yang Yun.“Mila advirtió lo que pasaba antes que nosotros”, explicó uno de los organizadores. “De repente vimos a la chica subir a la superficie de la piscina, con las piernas en la boca de Mila. Es un animal sensible que trabaja en estrecha colaboración con los humanos, y creo que esta muchacha le debe la vida”.
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