Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al comtemplar su hermosa cornamenta, sintióse orgulloso, pero quedó descontento por sus piernas débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que comenzó a perseguirle. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la fuerza de los ciervos está en sus piernas y la del león en su corazón.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la distancia que le salvaba; pero al entrar en el bosque sus cuernos se engancharon a las ramas y, no pudiendo escapar, fue atrapado por el león. A punto de morir, exclamó para sí mismo:
-- ¡ Desdichado ! Mis pies, que pensaba me traicionaban, eran los que me salvaban, y mis cuernos, en los que ponía toda mi confianza, son los que me pierden.
2 comentarios:
Hermoso, os pido permiso para publicarlo en mi pagina que vien desdichada se encuentra en este momento.
pero por supuesto que si DENISE, te comento que creo que es del domiio publico jeje, y te hago la peticion, si me kieres pasar la direccion de tu pagina y asi tengas un visitante mas. SALUDos
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